Testigos dieron detalles de cruenta masacre del Tren de Aragua en un bar de Bogotá

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Por Caraota Digital 7 Min de Lectura
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Testigos dieron detalles de cruenta masacre del Tren de Aragua en un bar de Bogotá
Foto: Revista Semana

Esta semana se dieron a conocer las declaraciones de testigos que estuvieron presentes en una cruenta masacre del Tren de Aragua en un bar de Bogotá, las cuales demuestran la crueldad con la que estos criminales asesinan y desmembran a sus víctimas

Dicho local nocturno, conocido como amanecederos, es concurrido por ladrones, jíbaros, prostitutas y demás personas dedicados a la delincuencia.

Allí el 4 de septiembre de 2022, cuatro personas fueron asesinadas con cuchillos y picadas en pedazos. La dantesca escena, que fue grabada por los criminales, ocurrió en un baño del local nocturno, mientras que el resto de personas que estaban en el local escuchaban los gritos de las víctimas mientras eran masacrados.

Estos testigos narraron lo que vivieron esa noche a miembros de la Fiscalía colombiana.

“Vimos cómo los metieron al baño, se escuchaban gritos y golpes secos, después sacaron unas bolsas negras que escurrían sangre”.

VÍCTIMAS LLEGARON ENGAÑADAS AL LUGAR

En la citada fecha, cuatro hombres fueron citados en este bar, ubicado en una casucha de Chapinero, en la avenida Caracas, que terminó convertida en varios locales comerciales y que en el segundo piso aloja el amanecedero. Las víctimas llegaron convencidas de ajustar cuentas con un desertor, pero en realidad los estaban esperando, según reseñó la revista Semana, que tuvio acceso a las declaraciones.

Más de diez integrantes de la organización criminal de origen venezolano, tenían lista la masacre.

“Nos dijeron que nos quedáramos, que había algo grande por hacer”, reveló un testigo que, bajo amenaza, tuvo que escuchar cómo asesinaron a las cuatro personas, una tras otra, con hachas y cuchillos.

A las 7:30 p. m. llegaron las víctimas, no alcanzaron a pedir una cerveza cuando fueron arrastradas a un viejo, destartalado y sombrío baño. Ordenaron cerrar el bar y quienes se quedaron adentro, empleados y clientes, se convirtieron en testigos.

“Escuchaba los golpes, los quejidos y lo que decían: ‘No, no, no’, y luego otro golpe”, dijo uno de los testigos, quien después tuvo que cargar una bolsa con los restos de las personas que, dos horas antes, entraron caminando. Lo que pasó en ese baño quedó en un video al que también tuvo acceso Semana.

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Una espantosa secuencia de ataques con cuchillos a las víctimas que estaban amordazadas y reducidas en el piso, tiradas en un enorme orinal pegado a la pared.

Las imágenes son perturbadoras. No es posible ver los videos sin estremecerse, la escena obliga a retirar la mirada para quedarse solo con el sonido, que resulta aún más aterrador.

“Jajajaja, toma… este ya está muerto, pero dale, jajajajaja, dale duro”, se escucha en los metrajes de la masacre.

Con un hacha de cocina de cabo de madera y hoja robusta daban golpes secos en las cabezas. El crudo sonido se mezclaba con las risas de los criminales, que incluso se turnaban con complacencia la tarea. Luego pasaban por cada una de las articulaciones, hombros, codos, rodillas, y hasta los cuellos para poder dejar los cuerpos en pedazos y embolsarlos.

«SACABAN BOLSAS NEGRAS QUE CHORREABAN SANGRE»

Dos horas después, los asesinos salieron del baño, con las manos llenas de sangre y cargando unas bolsas negras.

“En una maleta de domiciliario se llevaban otras bolsas, era donde estaban los pies y las manos, lo que menos pesa. No pude decir nada porque estaba amenazado, pero se logra evidenciar que desde esas bolsas, que chorreaban sangre, efectivamente se encontraban partes de un cuerpo”, señaló un testigo a la Fiscalía.

Las partes desmembradas fueron abandonadas en las localidades de Suba y Engativá. Las bolsas terminaron en contenedores y en esquinas llenas de basura. En el bar, el resto de la banda se esforzó en borrar las evidencias. Con agua y detergente creyeron eliminar las pruebas de la masacre, pero una huella los delató.

Recicladores encontraron los restos de las víctimas. Allí arrancó la investigación. Los peritos de la Fiscalía en la seccional de Bogotá, junto con los investigadores de la Sijín, identificaron a las víctimas: Duván Amaya Cueto, Arley Hurtado, Jair Alfredo Serna y Maikol Javier Cervantes, presuntos integrantes de una banda rival al Tren de Aragua.

CAÍDA DE ALIAS MAYEYA

Los testigos llevaron a los investigadores hasta el bar, y aunque todo parecía normal para un tugurio de esas características, se ordenaron las inspecciones judiciales y con luces forenses se reveló la verdad.

En el baño estaban las marcas de la macabra escena, que confirmaba la violencia dibujada en los cuerpos encontrados por partes. Las huellas de sangre y de las manos asesinas quedaron estampadas en las paredes. Era la escena del crimen, no hubo duda. Ahora el objetivo era ubicar a los responsables. Con videos de seguridad y la cuidadosa labor de seguimiento, los investigadores identificaron que en Colombia estaba un cabecilla criminal buscado en Venezuela: alias Mayeya.

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Este presunto asesino fue, de acuerdo con la Fiscalía, el responsable de ordenar la masacre. Era el discípulo del Tren de Aragua para el norte de Bogotá, recibía instrucciones desde una cárcel en Venezuela y estaba dispuesto a secuestrar, torturar y asesinar, con tal de quedarse con el negocio criminal de tráfico de estupefacientes, en Chapinero.

Pero tras las averiguaciones siete asesinos resultaron capturados, entre ellos Mayeya. La Fiscalía les imputó cargos y mientras se presentaban las pruebas, los perturbadores videos de la masacre, los delincuentes se reían en la audiencia.

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