Valles del Tuy: Aberrada obligaba bajo amenazas a su hija de 14 años a tener sexo con desconocidos

Carlos Ramiro Chacín
Por Carlos Ramiro Chacín 2 Min de Lectura
2 Min de Lectura

Las autoridades condenaron a pasar 30 años en prisión a Ysabel Cristina Blanco Azuaje, quien obligó a su hija de apenas 14 años a tener relaciones sexuales con desconocidos en los Valles del Tuy, en el estado Miranda.

El Ministerio Público recibió la denuncia del caso el 12 de diciembre del año pasado, en el municipio Independencia. La víctima y su padre se dirigieron hasta una sede policial para acusar a Blanco, de 30 años.

La adolescente relató que su madre la obligó a tener relaciones sexuales con varias personas, a cambio de no atentar contra la vida de su padre. Sin embargo, confesó a su progenitor la situación y presentaron juntos la denuncia.

Blanco llevó a la adolescente en dos ocasiones a la casa de Anderson Jesús Flores Ramírez (24) y Argenis Jesús Santacruz Rondón (29). Después la abusaron tanto en vía vaginal como anal, de acuerdo a una nota de prensa del Ministerio Público.

BLANCO AL INOF

El Ministerio Público ordenó en diciembre la captura de Blanco, Flores y Santacruz. Todos ellos fueron detenidos en sus viviendas, ubicadas en el sector Cartanal en Independencia, y los pusieron a la orden de la Fiscalía 21.

Los fiscales acusaron a Blanco de prostitución forzada y uso de adolescente para delinquir. Por su parte, los dos hombres fueron señalados por los delitos de acto sexual con víctima especialmente vulnerable en grado de continuidad.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: CAYÓ ALIAS EL BEMBA LE DIO MACHETAZOS A PERRITO EN LA GUAIRA Y AMENAZÓ CON «ELIMINAR» A LOS PERROS DE LA COMUNIDAD

Chavismo pide el "encauzamiento judicial" de varios funcionarios públicos por actos de corrupción
El Ministerio Público se encargó de las investigaciones del caso. Foto: Archivo

Las autoridades condenaron a Blanco y sus cómplices a pasar 30 años en prisión. La mujer cumplirá la condena en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof) y los hombres en el Centro Penitenciario Metropolitano Yare III.

Compartir este artículo