Iglesia católica realizó primera misa del 2025 en la Basílica de San Pedro, esta fue la petición del papa Francisco a la humanidad

Angel David Quintero
Por Angel David Quintero 3 Min de Lectura
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Francisco

Como parte de la primera misa del año 2025, celebrada en la Basílica de San Pedro, el papa Francisco emitió un mensaje centrado en la protección de la vida humana como base esencial para construir una civilización de paz.

La celebración tuvo lugar en el marco de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, que coincide con la Jornada Mundial de la Paz.

Francisco subrayó la importancia de cuidar y dignificar «toda criatura nacida de una mujer», desde la concepción hasta la muerte natural, destacando que este compromiso es fundamental no solo para la fe cristiana, sino también para el bienestar de la humanidad.

Durante su homilía, el papa pidió «un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana», apelando a que cada persona sea capaz de amar su propia existencia y mirar al futuro con esperanza.

«Por este motivo, pido un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza», enfatizó Francisco.

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El papa hizo un llamado a que esta reflexión y acción se inspiren en el «corazón materno de María», invitando a los fieles y al mundo entero a aceptar este desafío como un camino hacia una sociedad más justa y solidaria.

El Pontífice también alertó sobre la tentación de imaginar un Dios abstracto y distante, enfatizando la importancia de reconocer la humanidad de Cristo. “Tiene un rostro y un nombre, y nos llama a relacionarnos con Él», señaló.

Este recordatorio resalta la necesidad de una fe que se vive en lo concreto, en el encuentro diario con el otro y en el compromiso por la vida y la paz.

En el cierre de su mensaje, Francisco encomendó el nuevo año a María, Madre de Dios, pidiendo su intercesión para que renazca la esperanza y florezca la paz en todos los pueblos del mundo.

«Hoy no tenemos báculos, sino un corazón de niño, una voz. Así que, todos juntos, saludemos a la Santa Madre de Dios. Confiémosle, entonces, este nuevo año que comienza a María, Madre de Dios, para que también nosotros aprendamos como Ella a encontrar la grandeza de Dios en la pequeñez de la vida», concluyó.

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