¿La voluntad es la clave del éxito? ¿La Voluntad se puede construir?

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Por Caraota Digital 7 Min de Lectura
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Por María Laura García

Según los expertos en comportamiento humano y salud mental la voluntad es la clave para alcanzar lo que uno se proponga en la vida, de hecho, se habla de que nada es lo suficientemente difícil si hay voluntad, en lo particular estoy muy de acuerdo. Ahora, me pregunto ¿Esta cualidad de la personalidad o del carácter de un ser humano nace con nosotros o la podemos desarrollar?

Esta inquietud nació en mi porque leí: “Buena parte del éxito o del fracaso en la vida personal dependen de la educación de la voluntad” Ahora bien ¿Podemos “educar” la voluntad que los expertos definen como “la joya de la corona de la conducta”? ¿Por qué es tan importante la voluntad?

Comienzo por allí entonces, la voluntad es la clave para conseguir lo que deseamos, porque para aquellos que son voluntariosos es mucho más factible que vean sus sueños convertirse en realidad. Debido a que esa voluntad los lleva a actuar con constancia, aunque sin duda deben sumarse otras cualidades: inteligencia emocional, mente estratégica y organización. En síntesis, la voluntad y la inteligencia forman un dúo determinante en la estructura de la persona. Lo simplifico: un burro es tenaz pero no por eso llegará a ser un Einstein, o como Maradona, que tenía dones estratégicos y habilidades físicas pero su voluntad le falló a mitad de camino.

¿Qué es la voluntad?

La voluntad es la capacidad o fuerza mental para siempre actuar en pro de alcanzar los objetivos que nos establecemos. Es siempre poner nuestra mente y energía por encima de la flojera, el desánimo y/o el miedo. Es tener la confianza y la paciencia para seguir esforzándote y no desanimarte ante esos resultados que no son inmediatos o los esperados. Son “voluntariosos” aquellos que saben esperar, sin amilanarse, y continúan a pesar de las circunstancias negativas. Una persona con voluntad es un ser humano determinado, decidido y firme. Etimológicamente la palabra voluntad procede del latín voluntas -tatis, que significa querer.

Los inmaduros desean y lo intentan, pero a la mínima dificultad, se cansan y ponen su mirada en otro deseo, no tienen el crecimiento espiritual para con precisión y pasión, insistir. Mientras que, el voluntarioso quiere tanto en lugar de desear que, con fundamento y evitando la dispersión, se cae y levanta una y otra vez hasta alcanzar su meta, no pierde el “foco”. Queda claro entonces que, el deseo es más emocional y el querer está asociado a la voluntad.

¿Cómo nos educan y educamos en otros la voluntad?

Educar es convertir a alguien en persona; ayudarle a que se desarrolle de la mejor manera posible en los diversos aspectos de la naturaleza humana y los papás son los primeros educadores. Con su ejemplo, papa y mamá, pueden forjar en sus hijos esa voluntad, seduciendo con entusiasmo y valores a los hijos. Cuando papá y mamá son firmes es sus propósitos seguramente sus hijos entenderán y aprenderán sobre la voluntad para salir adelante, incluso cuando hay dificultades.

Para lo cual tienen que comenzar por enseñar a los hijos la importancia del esfuerzo y la renuncia, que son clave para conseguir cualquier cosa. Es mas deberíamos aprender que, seguramente, muchas veces poniendo el corazón con suficiente constancia y orden, pueden NO lograse las cosas. Así nuestros hijos aprenderán a lidiar con la frustración y superarla.

Cuando la voluntad se forma a base de un entrenamiento permanente, siempre estaremos buscando lo mejor a pesar del cansancio y con tenacidad seremos capaces de elegir algo que NO nos gusta tanto pero que nos conviene más, es decir, siempre podremos aspirar a lo mejor y tener visión de futuro más clara.

Además de lo que vemos en casa, la voluntad la podemos desarrollar con la repetición de actos en donde uno se vence a sí mismo, haciendo una y otra vez aquello que NO nos resulta cómodo y agradable. Esto no es otra cosa que construir el hábito. Sintetizando, se trata de insistir en eso de ir adquiriendo hábitos positivos, uno de ellos, el principal, la VOLUNTAD y luego la constancia.

Tienes que quitar la mirara de las gratificaciones inmediatas porque generalmente lo más valioso es lo que más esfuerzo nos cuesta. La formación de la voluntad tiene un trasfondo ascético, esforzado, costoso que además está muy ligado a la MOTIVACIÓN, es decir, que te atraiga o necesites bastante eso que quieres lograr. El que sabe lo que quiere tiene la voluntad preparada para la lucha.

La voluntad se asocia a la disciplina, al orden y a la fuerza para dominar los impulsos. A medida que uno tiene más voluntad se gobierna mejor y no se deja llevar por el estímulo inmediato. Es ser tenaz, insistente, perseverante y no darse por vencido cuando las cosas empiezan a costar más de la cuenta.

Por eso, la voluntad está asociada al orden en nuestros espacios, habitación, oficina u área de trabajo, organización para no dispersarnos en diversos asuntos, en fin, repito esta palabra: “ESTRUCTURA”.

Una persona con voluntad alcanza lo que se ha propuesto si es constante, ahora bien, dicha voluntad nunca deja de desarrollarse o lo que es lo mismo, amerita un esfuerzo tenerla a tono, implica un “trabajo” que solo termina cuando morimos, porque el ser humano es siempre, como leí recientemente, “una sinfonía inacabada”.

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