¿Te agobia tu dolor emocional? ¿Cómo quitarte ese peso del alma?

Caraota Digital
Por Caraota Digital 7 Min de Lectura
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Por María Laura García 

¿Cómo evitar que ese dolor te siga agobiando? ¿Qué debes hacer? ¿Es sano llorar? ¿Cómo hablar o desahogarte sin estallar y sin dañar a alguien? ¿Cómo desahogarte de manera constructiva? ¿Existe una pastilla mágica que acaba del todo el dolor o nos evita todo el sufrimiento? Todas estas preguntas me han estado martillando el cerebro durante la semana.

En momentos, probablemente todos nos hemos sentido seducidos por encontrar ese “algo” para no sentirlo. Pero esa necesidad de evasión más la evitación no es sana, pues es como esconder el polvo y el sucio debajo de la alfombra. Y tener allí permanentemente un dolor no tratado, en el día a día, puede dañar nuestro equilibrio emocional a nivel cerebral, al punto, de enfermarnos a través de, entre otras cosas, una depresión.

Todos aspiramos ser felices permanentemente y no sufrir, pero ese mundo ideal no existe, entonces ¿Por qué pretendemos estar siempre al máximo o “a tope”? Debemos entender que, para procesar el dolor de manera adecuada tenemos que comenzar por internalizar la siguiente realidad: primero, que muchas veces es necesario para asimilar los cambios. Segundo, que algunas personas a nuestro alrededor ya no son “aptos” o “idóneos” para ser parte de tu vida o, tercero, que debemos crecer internamente o mejorar algo de nuestra cotidianidad.

Lo cierto es que, debemos enfrentar el dolor para superarlo y sacar el mejor aprendizaje de él, para con ello además, ganar en herramientas para vivir de una mejor forma, siendo mas felices. Todos tenemos ese derecho, pero hay que trabajárselo.

Desde pequeños nos quieren alejar del dolor ¿Bueno o malo?

Nuestros padres, por exceso de amor (¡que ironía!), no nos enseñaron muy poco a lidiar con el dolor. Incluso los padres de hoy día mucho más. Me pregunto ¿qué tan bueno es esto? Dónde está el límite sano para no convertir a los hijos en unos minusválidos emocionales.

Por esto, muchos adultos, experiencia tras experiencia, vamos normalizando la evitación de nuestros sentimientos y emociones. Ahora bien, bájate de esa nube, porque no hay nada más adaptativo que sentir dolor. Si el dolor físico nos avisa de una lesión, el dolor emocional nos permite darnos cuenta que algo no está bien y que debemos atenderlo para poder solucionarlo.

Tienes claro ¿Qué es el dolor emocional?

Sentimos dolor emocional cuando experimentamos pena o tristeza. Se trata de una herida interior que padecemos de manera intensa y se origina a partir de circunstancias diversas: conflictos, maltrato emocional de los que dice amarte o apreciarte, soledad, muerte, miedos, sueños no cumplidos, experiencias negativas, enfermedad de un familiar, etc.

A lo largo de nuestra vida pasaremos por situaciones o experiencias que nos generarán este tipo de sufrimiento. Sin embargo, no siempre logramos superarlos porque evadimos y no enfrentamos la causa de ese dolor y casi siempre dicha situación empeora con el pasar del tiempo.

Ten presente que, cuando un problema emocional no se soluciona trae consigo consecuencias y las sufre todo nuestro cuerpo, por tanto, hasta puede verse afectada nuestra salud. Es decir, si no se gestiona de manera adecuada el cuerpo va expresar todo este sufrimiento, muchas veces con enfermedades. Estaríamos hablando de, por ejemplo, cefaleas, insomnio, problemas musculoesqueléticos, ansiedad, migrañas, mareos…

¿Cómo desahogarte emocionalmente?

Siendo consciente de tus emociones, porque a veces la rabia, es la consecuencia de un dolor emocional no asumido. No es fácil. Frecuentemente la tristeza se camufla con la rabia o ira. Podemos tener ante nosotros personas que muestran un marcado desprecio o comportamientos desafiantes por un dolor no resuelto. En consecuencia, debemos revisarnos capa a capa, para llegar al centro de nuestras propias emociones.

Ve descendiendo en la escalera tu mundo interior y tus emociones. Piensa en cómo desearías estar el día de mañana. ¿Qué podrías hacer hoy para alcanzar esa tranquilidad que ansías? Y expresa tus emociones de manera calmada, porque tanto tú, cómo los que te rodean, deben estar claros de tus necesidades y sentir.

Las emociones pueden canalizarse de muchos modos. Llorar siempre es adecuado. También buscar un instante de soledad donde estemos con nosotros mismos, para reorganizar los pensamientos y pensar en nuestras necesidades.

Busca apoyo en seres de confianza que te escuchen y comprendan. Hablar y escuchar en voz alta tus problemas es de gran ayuda para comprender más expandir tus sentidos y así ver la solución. Así como también, el ejercicio físico puede facilitarte el drenar tus cargas emocionales y oxigenar tu cerebro para pensar mejor. Adicionalmente, gracias a él y la meditación, puedes alcanzar la tan terapéutica atención plena.

¡Desahogarte emocionalmente puede ser muy terapéutico!

Para enfrentarse a los propios miedos se necesita coraje. No todo el mundo tiene el valor para hacer lo propio para superar con valor el dolor emocional. A veces, es más fácil acogerse a la salida de emergencia, esa donde uno sale corriendo sin mirar atrás para huir de aquello que nos duele o inmoviliza.

El valor personal implica la energía para enfrentarse a uno mismo con el fin de alcanzar las metas propias, que no son otras más que, las herramientas para encontrar el tan sanador equilibrio.

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