El pasado jueves, 13 de febrero, Richard Lee Tabler, un hombre de 46 años condenado por un doble asesinato en Texas, fue ejecutado en la penitenciaría estatal de Huntsville.
Momentos antes de recibir la inyección letal, Tabler expresó un impactante mensaje de arrepentimiento dirigido a las familias de sus víctimas.
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Este mensaje, cargado de remordimiento y dolor, ha resonado en la comunidad y ha generado un debate sobre la pena de muerte y el perdón.
Tabler, quien fue condenado en 2004 por los asesinatos de Mohammed-Amine Rahmouni y Haitham Zayed, reconoció la gravedad de sus actos y solicitó perdón en sus últimas palabras.
«No pasa un día en el que no lamente mis acciones. No tenía derecho a quitarles a sus seres queridos, pido, espero y rezo para que algún día encuentren en sus corazones el perdón por esas acciones», expresó mientras estaba amarrado a la camilla de la cámara de ejecución.
Además, enfatizó que ninguna disculpa podría devolverles a sus seres queridos.
El condenado también dedicó palabras a su familia, amigos y seguidores. Expresó su creencia de que su ejecución marcaba el inicio de su «vida definitiva en el cielo».
Para concluir, citó un pasaje de la Biblia y agradeció al alcaide de la prisión antes de pronunciar sus últimas palabras: «He terminado».
Tras la administración de la inyección letal, Tabler aún alcanzó a decir un último «lo siento» dirigido a las familias de las víctimas.
La ejecución de Tabler reavivó el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos. Especialmente en Texas, donde se llevan a cabo la mayoría de las ejecuciones del país.
Mientras algunos argumentan que la pena de muerte es una forma de justicia para las víctimas y sus familias, otros sostienen que es una práctica inhumana y que el arrepentimiento mostrado por Tabler debería ser considerado como un factor atenuante.
