El pasado 15 de diciembre, Nueva York implementó una nueva ley que puso fin a la venta de perros, gatos y conejos en tiendas minoristas.
Esta medida busca frenar la cruel industria de las llamadas «puppy mills» o granjas de cría intensiva.
LEA TAMBIÉN: LOS ICÓNICOS FUEGOS ARTIFICIALES DE AÑO NUEVO EN NUEVA YORK FUERON CANCELADOS, ESTA ES LA RAZÓN
La ley fue impulsada por la fiscal general Letitia James y respaldada por el senador Michael Gianaris y la asambleísta Linda B. Rosenthal.
La nueva legislación prohíbe a las tiendas minoristas vender animales de compañía, con el objetivo de proteger tanto a los animales como a las familias que terminan afectadas económicamente y emocionalmente al adquirir mascotas enfermas.
Las tiendas que continúen con esta práctica enfrentarán sanciones de hasta mil dólares por cada violación. Sin embargo, los consumidores todavía podrán adoptar animales en refugios, sociedades humanitarias y criaderos registrados.
El Puppy Mill Pipeline Act surgió como respuesta a las condiciones inhumanas que predominan en las granjas de cría masiva. Allí los animales viven en jaulas hacinadas y sucias, privados de atención veterinaria y afecto.
Las hembras son obligadas a reproducirse repetidamente hasta que ya no son rentables, momento en el que son abandonadas o sacrificadas.
Esta ley busca romper la conexión entre estas granjas y las tiendas minoristas, promoviendo así un trato más humano y responsable hacia los animales.
“Traer una mascota a casa debería ser un momento de alegría, pero muchas familias terminan devastadas al descubrir que su perro o gato tiene enfermedades graves”, explicó Letitia James.
“Esta ley busca terminar con la conexión entre las ‘puppy mills’ y las tiendas minoristas, al proteger tanto a los animales como a los consumidores”, sostuvo.